jueves, 23 de septiembre de 2021

Iniciar una terapia

Iniciar una terapia puede ser una decisión que, en un principio, puede dar miedo. Explicarle a un desconocido aspectos personales siempre da reparo, ya que hay cosas que casi mejor que nadie sepa. La vergüenza, el pensar cómo va a reaccionar el/la terapeuta, si nos juzgará y más aspectos pueden ser una barrera que no nos permita acceder a una atención profesional que nos va a ayudar. 

Siempre hay una idea detrás que nos frena para iniciar algo. En este caso se trata de los pensamientos que se han creado alrededor de ir al psicólogo/a. Diferentes argumentos influyen, cómo que eso es "para personas que lo necesitan", "yo soy fuerte", "no voy a hablar con un desconocido sobre esto o aquello", "no estoy tan mal" y el argumento estrella, "no estoy loco/a". 

La salud mental es muy importante tanto, o más, que la física, ya que la mente también influye en nuestro bienestar físico y tiene más repercusión de lo que se piensa. Cuidar de nuestra mente no es sólo un esfuerzo sino que debemos hacerlo de igual manera que podemos vigilar lo que comemos, el ejercicio o la vista. Estar bien no sólo no es padecer una depresión, ansiedad en unos momentos determinados o estar triste, sino que es saber gestionar las emociones, gestionar nuestras reacciones, cuidar de nosotros a un nivel más mental y mejorar nuestra autoestima. 

Últimamente se habla mucho de la salud mental, pero es que siempre ha estado ahí. Se ha puesto de moda porque, a nivel global, la situación que estamos viviendo nos a puesto a prueba a todos, sin excepción, y aunque las repercusiones realmente aún no las conocemos a largo plazo, todos nos hemos visto abatidos, desesperanzados, triste, cabreados, y un sinfín de emociones que surgen y cambian cómo en una montaña rusa. 

Las personas famosas han ayudado a "visibilizar" la salud mental ya que muchos han hablado sobre ello, pero debemos dejar de lado los perjuicios y hablar sin tabús ya que es sano, puede ayudarnos y, lo mejor de todo, es que nos une a los demás. 

En los peores momentos que podamos vivir, sentimos que nada nos va a poder ayudar, que no hay un futuro, que no vamos a poder salir del agujero. La desesperanza se apodera de nosotros y lo cubre todo de tal manera que no nos deja ver el camino que nos puede dar luz. 

Acudir a un profesional no es un signo de debilidad, es un acto de amor hacía uno mismo. 

Pide ayuda, no te arrepentirás.