martes, 13 de septiembre de 2022

Depresión postvacacional: cómo afrontarla

Ya estamos en septiembre y, la mayoría de las personas, hemos vuelto al trabajo y a las rutinas diarias. Vuelven los horarios, el poco tiempo para disfrutar, el tiempo climático cambia y con él las horas de sol y el otoño empieza a asomar. 

Aunque es una realidad inevitable y bien conocida por todos, el hecho de retomar las obligaciones y todo lo que ello conlleva no siempre es bien llevado por muchos, ya que eso supone entrar en estados de ánimo ansiosos y de estrés. Es entonces cuando, de manera anual, surge el concepto de depresión postvacacional. 

Quizás denominarla así pueda sonar un poco grande y alarmante, ya que si que es verdad que para muchas personas el hecho de volver a la rutina no es agradable por algunos aspectos y suponga un desgaste psíquico y emocional importante, siendo ello similar a una depresión. Cada caso se debe valorar de manera individual, pero por lo general, denominar a este estado de depresivo, en mi opinión personal, puede ser una etiqueta demasiado pesada. 

Hay determinados factores que pueden incrementar el malestar por la vuelta y determinarán el estado de ánimo de cada persona. Estos pueden ser: 

- No sentirse realizado/a en el trabajo

- Estar en una situación laboral complicada que pueda causar ansiedad y/o estrés. 

- Volver a las obligaciones diarias 

- No poder dedicar tanto tiempo a uno/a mismo/a

- Una situación personal difícil

Aquí hay algunos ejemplos pero se podrían añadir otros que puedan acrecentar el malestar de volver a las obligaciones. 

Esta pequeña crisis emocional, en cierta manera, es normal y lógica ya que pasamos de estar tranquilos y ociosos a volver a empezar y el cambio no siempre tiene que ser bien recibido. Si se emplean ciertos recursos que nos puedan ayudar a afrontar los nuevos retos, la adaptación puede ser menos pesada y verse de una manera más óptima. 

Tenemos que pensar, en primer lugar, en cómo enfocamos la vuelta y que pensamientos nos surgen. Estos pueden determinar de manera muy categórica la visión negativa y distorsionada que tenemos y ayudar a que el malestar sea mayor de lo que realmente es. Es decir, nuestra mente, en ocasiones, nos hace ver las cosas mucho peores de lo que son y puede ayudar a que el malestar sea mayor, generando más ansiedad y pensamientos negativos al respecto. Por ello, es aconsejable seguir unas pautas que nos puedan ayudar a mantener una idea más clara de la realidad y no enfocarla de una manera tan negativa. 

Estas pautas son las siguientes: 

- Pensar en positivo. Suena fácil pero se que no lo es tanto. Me refiero a generar pensamientos en positivo y no en negativo. Si nos decimos cosas buenas, estas son las que se centraran en nuestra mente. Si generamos pensamientos negativos, siempre saldrán más que nos harán sentir peor. 

- Analizar los pensamientos. Si estudiamos que estamos pensando, veremos que los pensamientos, a veces, son muy exagerados y se desbocan. Cuando surge la ansiedad es muy probable que genere pensamientos que sean cada vez peores y nos hagan pensar ideas peores a la realidad. Parar y analizarlos nos ayudará a hacer un escrutinio de lo que se ajusta más a la verdad y lo que no. 

- Generar actividades que nos ayuden a desconectar y centrarnos en nosotros. Tendemos a poner el chip de hacer y hacer, pero quizás no hacemos suficiente por nosotros mismos, generándonos poco tiempo de calidad y ayudando que el malestar crezca. Buscar y dedicar tiempo a actividades que nos aporten y que nos hagan sentirnos bien. 

- Programar escapadas o salidas durante el año. Aunque en ocasiones puede resultar difícil, buscar la manera de organizar una escapada o un viaje ayuda a tener la mente centrada en una actividad de relax y tiempo libre, siendo útil para no tener la mirada puesta en la lejanía de las próximas vacaciones. 

Cada uno/a puede adquirir las estrategias que mejor le vayan para capear el temporal y adaptarse lo mejor posible a la rutina diaria, pero lo más importante es que el día no se convierta y lo vivamos cómo algo rutinario y monótono, sino que vivamos cada momento ya que no se repetirá y lo apreciemos como se merece. Todo depende de como enfoques la situación. 


miércoles, 13 de julio de 2022

El autocuidado

El autocuidado se definiría cómo la manera en la que nos cuidamos a nosotros mismos, en cómo nos tratamos y en la manera en la que nos situamos dentro de nuestras prioridades. 

¿Por que es importante saber cuidarnos?. Normalmente vamos en piloto automático, es decir, seguimos las rutinas diarias y nos gestionamos de manera que es muy posible que nos olvidemos de hacer cosas que nos hagan sentir bien con nosotros mismos. 

En muchas ocasiones o, en la mayoría, ponemos el foco en los demás y en su bienestar tanto con hijos, pareja, amigos, familiares, pero ¿y nosotros mismos?. Párate a pensar en lo que has hecho por ti en el día de hoy, ¿Cómo has actuado?¿que momento te has dedicado? ¿Te has sentido bien, realizad@, tranquil@?

Si la respuesta a las preguntas anteriores es un sí rotundo, sabes cuidarte, prestas atención a tu mente y cuerpo y te das tu espacio. Te felicito, porque has sabido salir de la rutina y atender a tus necesidades y TE PRIORIZAS. La importancia de todo esto no sólo radica en hacer cosas por uno mismo, sino en atender a tus necesidades y darles el espacio que se merecen. No es egoísmo, ni nada parecido. Es, simplemente, cuidarte, ya que nadie lo hará mejor que tu. 

Si la respuesta es que no, es momento de cambiar. De darse cuenta que necesitas prestarte atención y cuidarte. No es solo hacer cosas, sino sentirte bien contigo y con tu vida, valorizando tu bienestar y tu equilibrio mental y físico. Cuidarnos requiere de tiempo y, a veces, es difícil encontrarlo dentro de todas las obligaciones del día a día. Búscalo, encuentra esos minutos en los que tu seas tu única prioridad y en los que tengas paz y tranquilidad. 

El autocuidado es mucho más que mirar por uno mismo. Es primar a los demás y también a su bienestar. Si te sientes bien con tu vida y tu espacio en ella, te sentirás bien y eso se reflejará en tu relación con los demás. Es decir, que el trabajo de haces contigo mism@ tiene un doble beneficio: para ti y para tu alrededor. 

Por otro lado, prestarse atención también requiere de atender a como es el trato psicológico que nos damos. ¿Cómo te hablas y te tratas en el día a día? ¿Qué sueles decirte y como lo haces cuando no estás bien? ¿Atiendes a tu voz interior? 

Posiblemente esa voz sea crítica, quizás más que con los demás, exigente y muy dura y, en ciertas ocasiones, te hace estar peor, porque suele ser humillante y muy insistente. Revertir eso también es autocuidado ya que esa voz puede cambiar y ser un agente que nos ayude a estar mejor.  

Aspectos importantes que nos aporta el autocuidado:

- un espacio propio en donde nos damos prioridad

- hacer aquello con lo que te sientes realizad@

- aprender a dedicarnos nuestro tiempo

- autoconocimiento

- ser consciente que no depende de los demás cuidarnos ni nuestro bienestar, que tiene que surgir de nosotros mismos. 

- autogestión

- autonomía

- hablarnos con amabilidad y respecto 

- sentirnos bien con nuestro entorno 

Cuando pensamos en cosas que podemos hacer no hace falta que sean cosas en las que nos gastemos mucho dinero o recursos, simplemente pueden ser aspectos sencillos, como darnos cuidados físicos, leer aquel libro que llevamos atrasando, hacer una maratón de una serie o películas, pasear, relajarnos, cocinar, etc. O, sencillamente, no hacer nada. También pueden ser actividades que nos llenen y se puedan hacer de manera más puntual como viajar, hacer una excursión, y que nos permitan salir de nuestra zona de confort. Esto pueden ser ejemplos de actividades que se pueden realizar y que nos aportan y llenan de bienestar y nos recargan energías, sobre todo anímicas. 

Por último y, no menos importante, el acudir a terapia es un acto de autocuidado ya que hay un proceso interno que nos "mueve" a buscar ayuda y ser conscientes de que somos importantes y valiosos y, a la vez, que, en ocasiones, necesitamos ayuda externa para mejorar y sanar.