sábado, 9 de mayo de 2020

Psicoterapia online

Recibir terapia psicológica puede ser un paso difícil por diferentes motivos. 
Ya sea porque no se conoce como es el proceso, así como por las dificultades que se dan por no querer afrontar el problema, el hecho es que no es fácil acudir a recibir sesiones de terapia, también por el tabú que existe sobre este tema. 
El hecho de no conocer a la persona con la que se va a realizar también puede ser un problema. Es normal que sea difícil tener reticencias sobre contar aspectos personales a un desconocido y se piense que nunca se va a poner solucionar el problema o la inquietud que nos aflige. 
Por ello, en el servicio de terapia online, la primera entrevista es gratuita. Porque es importante conocernos y saber con quién se va a iniciar un proceso tan importante. Además también es conveniente que se conozca el proceso así cómo va a ser el trabajo. 
El paciente siempre debe ser la persona que elija que quiere trabajar y con sus tiempos. Es decir, no hay una manera mecánica y apersonal. El tratamiento se amolda al paciente y a sus circunstáncias, por tanto, mi trabajo se adapta a cada caso. El modelo utilizado es integrador, que se traduce en que cada caso se adapta las diferentes técnicas psicológicas a cada situación. 
Por todo ello, te invito a que puedas dar el paso sin compromiso. 


viernes, 8 de mayo de 2020

Distorsiones cognitivas en la depresión ¿Qué son y cómo nos afectan?

Las distorsiones cognitivas son aquellos pensamientos que no se ajustan a la realidad objetiva y que tenemos sobre nosotros, sobre lo que nos pasa y sobre nuestro entorno. Se podría explicar como llevar puestas unas gafas tintadas que nos hacen ver la realidad de una manera diferente a la realidad. Estos pensamientos, en los diferentes trastornos, son los que fomentan que entremos en una dinámica negativa, siendo el resultado más habitual la depresión, aunque la sintomatología de la ansiedad presenta también pensamientos que no siempre se están ajustando a la realidad.

 

La manera en cómo nos hablamos determina cómo nos vamos sintiendo y cómo nos valoramos. Los mensajes positivos hacía nosotros mismos nos motivan para ir hacía adelante, nos generan bienestar y nos preparan para las adversidades que podamos sufrir. El positivismo, ajustado a la realidad, es decir, no desmesurado, nos ayuda a afrontar las dificultades y a verlas con objetividad, hecho que nos sirve para conocer las habilidades de las que disponemos para afrontarlo.

 

Por el contrario, el lenguaje negativo, dañino y pesimista sólo nos fomenta la depresión y la visión oscura tanto del presente como del futuro. Ese mismo lenguaje empieza siendo leve, ocasional pero poco a poco se va instalando en nuestros pensamientos hasta llegar a ser imperceptibles a nuestra consciencia. Con ello no sólo nos tratamos mal sino que no podemos salir del círculo vicioso en el que nos encontramos.

 

¿Cómo identificarlos?

 

Las distorsiones cognitivas son diversas y variables y se identifican sobretodo por el lenguaje que usan y destacan por aparecer en determinadas situaciones, sobretodo en aquellas en las que nos encontramos mal ya sea por un suceso externo o uno interno.

Identificarlas es esencial para poder controlarlas y llegar a eliminarlas.

 

La clasificación es la siguiente:

 

-         Hipergeneralización: es la tendencia propia de las personas depresivas a explicarse ciertas circunstancias a través de palabras como siempre, nunca, nadie, todos….. A raíz de un cierto acontecimiento, se suele pronosticar el futuro a través de estas palabras.

-         Designación global: es la manera en como etiquetamos a las acciones, a las personas o a nosotros mismos. Se corresponde a las ideas rígidas que surgen durante la depresión y que son difíciles de modificar por la misma rigidez que la rige. Se mueven entre la polaridad de bueno- malo, siendo lo segundo lo más frecuente.   

-         Filtro negativo: es la manera en como vemos la realidad fijándonos solamente en aquello negativo. En un suceso determinado, sólo nos centramos en el aspecto que salió mal pero no en el resto que fue bien.

-         Pensamiento polarizado: sería la manera de pensar centrada en dos polos contrarios: bueno – malo. No hay una manera intermedia que pueda explicar la realidad, sino que esta siempre es analizada de manera polarizada.

-         Autoacusación: culparse de todo lo que sucede, ya sea realmente o no culpa de uno mismo. Excusarse continuamente podría ser una manera de autoacusación.  

-         Personalización: todo tiene que ver con uno mismo, como si fueras el centro del universo. Desde esta perspectiva, hay una comparación y con ella sólo salimos perdiendo, ya que nos valoramos a la baja y, siempre, salimos perdiendo. Hay una reacción defensiva con respecto a todo lo que sucede a nuestro alrededor.

-         Lectura de mente: es la manera en cómo pensamos que los demás lo hacen, basándonos en ninguna evidencia que explique este pensamiento. Es decir, como interpretamos las acciones, pensamientos y acciones de los demás, sin que esta interpretación se ajuste a la realidad objetiva.

-         Magnificación/minimización: es la tendencia a magnificar los fracasos y minimizar los éxitos propios. Cuando valoramos los éxitos y los fracasos de los demás somos más realistas y las justificaciones suelen ser más benevolentes que cuando lo hacemos con nosotros mismos.   

-         Adivinación: como su nombre explica, se trata de adivinar que nos deparará el futuro. Anticiparse y hacerlo de manera catastrofista es habitual en la depresión. Se podría describir con la frase: “Si tiene que salir mal, saldrá mal”.

 

Puede haber más distorsiones y pueden que sean diferentes en cada persona, pero hay una serie de pensamientos que se presentan de manera general y que pueden explicar el cómo nos hablamos de cierta manera.    

 

¿Cómo identificarlas y cómo cambiarlas?

 

Para poder actuar, lo primero que debemos hacer es identificar cuáles son los pensamientos que están actuando. Ir anotándolos es importante para poder conocer en que momentos surgen y cómo nos hacen sentir.

Una vez hecho esto, es una buena herramienta hacer una versión más adaptada del pensamiento, es decir, adaptar o cambiar la distorsión cognitiva por un pensamiento que sea más positivo y que se ajuste más a la realidad.

Puede ser difícil cambiar según que pensamientos, más que nada porque están muy arraigados y pueden ser difíciles de identificar ya que son recurrentes y totalmente aceptados. Hacer esta tarea con otra persona puede ayudar a ser más objetivos.

Finalmente, los pensamientos negativos deben cambiarse por unos más adaptativos y estos se tienen que cambiar cada vez que surjan. Es una tarea difícil pero con la práctica puede ser útil para ajustar los pensamientos a la realidad.

martes, 5 de mayo de 2020

¿Qué es este síndrome?

 

El síndrome del impostor es lo que sienten algunas personas, sobretodo en el ámbito laboral, sobre sus capacidades y su valía. Temen ser descubiertas porque ellas mismas no se consideran suficientemente valiosas y se subestiman, dando lugar a diversas repercusiones en su vida, tanto a nivel personal como profesional. Sienten que los demás se darán cuenta de que son engañados y temen ser un fraude, aunque no haya evidencia real de tal engaño.

 

Aunque es un aspecto psicológico poco conocido, este síndrome es muy común y tiende a ser poco expresado por las personas que lo sienten, aunque cuando estos sentimientos se expresan da a lugar a sentirse reconocido por algunos. Aún así, es muy frecuente en personas que son socialmente exitosas. 

 

¿Cuántos tipos de síndromes se distinguen?

 

Hay diferentes tipos de personas que padecen este síndrome y se pueden clasificar en cinco clases. Se podría reconocer algunos aspectos que son característicos de las personas que lo presentan. Aunque no es necesario que surjan los todos, pueden aparecer en mayor o menor grado.

 

-         Perfeccionista: las personas que sufren el síndrome del impostor tienden a ser perfeccionistas. Esta característica es común ya que se sienten inseguras y el hecho de no sentirse totalmente satisfechas con sus resultados hace que siempre estén buscando la perfección, cosa que nunca llega por su falta de confianza.

-         Experto/a: sienten que no son tan expertos cómo los demás los consideran y temen ser descubiertos por su ineficacia. A nivel laboral, el ser considerados por otros cómo expertos en su área hace que les crea ansiedad ante una situación que creen que no podrán solventar, aunque están capacitados.

-         Sobrecarga (superwoman y superman): son personas que creen que deben asumir muchas tareas, actividades y responsabilidades para así trabajar duro por aquello que desean conseguir, aunque esto les afecte tanto física como psicológicamente.

-         Los individualistas: creen que deben hacer su trabajo de manera individual porque si piden ayuda mostraran su poca capacidad y así podrán ser descubiertas como fraudes. Por esto, también se cargan de tareas y de responsabilidades que daña, a la larga, sus relaciones personales como laborales.

-         Las que creen que deben tener un genio natural: creen que trabajar mucho para conseguir algo no los hace valiosos y que no tienen talento natural para ello, así que si no triunfan a la primera se frustran, reafirmando las creencias que les ha llevado a ser así.

 

¿Qué características tienen las personas que presentan este síndrome?

 

El síndrome del impostor se puede presentar en muchas personas con diferentes características de personalidad, que pueden explicar porque se hace presente en unas y en otras no. Asimismo, la historia de vida de cada uno puede ser una fuente de información con respecto a que aspectos personales han dado lugar a su presencia actual.

 

La baja autoestima es una característica muy presente. El hecho de no sentirse suficientemente bueno hace que el esfuerzo sea mayor para no fallar y ser considerado válido por los demás, aunque esta satisfacción de superación nunca se verá satisfecha, porque siempre la evaluación personal tenderá a ser negativa. Existe un sentimiento de poca validez y de comparación con otros, en los que siempre se suele salir perjudicado. Se suele estar atrapado en este círculo de autoexigencia.

 

El esfuerzo y la persistencia en la mejora hace que el reconocimiento exterior sea positivo y halagador, pero a su vez, el reflejo que se recibe da lugar a una retroalimentación del síndrome. Por temor a ser descubierto o por no creerse como los demás lo ven, la persona sigue creyendo en su poca valía, siendo el reconocimiento un reforzador negativo.

 

En muchas ocasiones, no hay un reconocimiento propio y los objetivos o metas alcanzadas suelen ser menospreciadas, buscando explicaciones externas o que no se ajustan a la realidad. Es decir, cuando se logra un objetivo se suele justificar su logro por acciones excepcionales y no por las cualidades propias que objetivamente son las que explican los éxitos.

 

Las vivencias personales y los mensajes recibidos durante la infancia son un buen referente que puede explicar porque aparece este síndrome en algunas personas.

La exigencia de los padres por ser mejores, por destacar o por justificar el sobreesfuerzo es una explicación dado que valoran el hecho de ser mejores aunque ello no nos haga felices. Si uno ha recibido estos mensajes es posible que para no defraudar sienta que debe esforzarse y con ello empiece a sentir que no es lo suficientemente bueno como los demás lo creen.

El hecho de ser valorados por nuestra inteligencia y por los logros que se consiguen con ella, aumentan la idea que uno sólo será aceptado si sigue siendo excelente. Sólo así será reconocido. La presión consigue que surja ansiedad ante la posibilidad de no estar a la altura y, con ello, ser motivo de fraude. El hecho de valorar más los fracasos y no enseñar a gestionarlos así cómo el poco valor que se puede dar a los éxitos, hacen que sea fácil el sentir que no tenemos más valor que nuestras acciones, dejando de lado la parte más emocional y personal. Estaría muy asociado a la cultura del triunfo, que valora más lo que se consigue que por quién eres.

 

Para reconocer si se sufre este síndrome, hay que autoevaluarse sobre los aspectos anteriormente explicados y que creencias están alimentándolo. Analizar objetivamente los éxitos conseguidos y valorarlos positivamente sin caer en una excesiva humildad que no nos deje felicitarnos por ellos. Reconocer nuestros puntos fuertes y nuestras debilidades nos devolverá la objetividad y los recursos propios para solventar las dificultades, siendo el autoconocimiento la mejor herramienta en nuestras manos.

viernes, 24 de abril de 2020

Zona de confort


La vida es un largo camino de aprendizajes y de enseñanzas que nos ayudan a avanzar. Solemos dar pequeños pasos que nos ayudan a conseguir nuestros objetivos a largo plazo. Desde pequeños vamos pasando por diferentes etapas, tanto a nivel educativo como emocional y de desarrollo físico.



A nivel físico y evolutivo, los cambios biológicos en ocasiones nos abruman y nos hacen enfrentarnos a una realidad que, en muchas ocasiones, no podemos parar ni cambiar. La adolescencia o el envejecimiento son dos etapas evolutivas que suelen ser difíciles de asimilar, sobretodo por los cambios drásticos que se van dando en el cuerpo.



Respecto a los aprendizajes, son cambios que van formándonos y que nos dan las herramientas para avanzar en la dirección que nos proponemos. Tanto a nivel académico como a nivel social, los cambios ayudan a ir ajustándonos a las nuevas exigencias del entorno.



Todo ello nos reporta una confianza que la denominamos la zona de confort. Esta zona es aquella en la que nos encontramos seguros, ya que lo tenemos todo bajo control. En esta zona sentimos confianza, pisamos en suelo firme y podemos ser nosotros mismos porque tenemos controlado todos los aspectos en los que nos movemos. Mantenerse en esta zona es positivo porque nos ayuda a estar centrados, seguros y nos garantizan estabilidad. Ya sea en la vida laboral como en la personal, el sentimiento de seguridad es importante. Aunque también salir de esta zona puede paralizarnos para poder avanzar, ya que perder la seguridad nos da miedo y nos puede inhibirnos en contra de nuestros intereses.

La vida es un largo camino de aprendizajes y de enseñanzas que nos ayudan a avanzar. Solemos dar pequeños pasos que nos ayudan a conseguir nuestros objetivos a largo plazo. Desde pequeños vamos pasando por diferentes etapas, tanto a nivel educativo como emocional y de desarrollo físico.

A nivel físico y evolutivo, los cambios biológicos en ocasiones nos abruman y nos hacen enfrentarnos a una realidad que, en muchas ocasiones, no podemos parar ni cambiar. La adolescencia o el envejecimiento son dos etapas evolutivas que suelen ser difíciles de asimilar, sobretodo por los cambios drásticos que se van dando en el cuerpo.

Respecto a los aprendizajes, son cambios que van formándonos y que nos dan las herramientas para avanzar en la dirección que nos proponemos. Tanto a nivel académico como a nivel social, los cambios ayudan a ir ajustándonos a las nuevas exigencias del entorno.

Todo ello nos reporta una confianza que la denominamos la zona de confort. Esta zona es aquella en la que nos encontramos seguros, ya que lo tenemos todo bajo control. En esta zona sentimos confianza, pisamos en suelo firme y podemos ser nosotros mismos porque tenemos controlado todos los aspectos en los que nos movemos. Mantenerse en esta zona es positivo porque nos ayuda a estar centrados, seguros y nos garantizan estabilidad. Ya sea en la vida laboral como en la personal, el sentimiento de seguridad es importante. Aunque también salir de esta zona puede paralizarnos para poder avanzar, ya que perder la seguridad nos da miedo y nos puede inhibirnos en contra de nuestros intereses.  


Cuando queremos cambiar, tomar una decisión importante, pretendemos salir de esta zona de confort y entramos en la zona de miedo. Para poder pasar por ella surgen dudas, miedos que pueden paralizar y que no avancemos. Las excusas, las opiniones de los demás o la falta de confianza en nuestras capacidades son barreras que nos pueden impedir dar el paso hacía nuevas experiencias o nuevos retos. No quedarse paralizado por el miedo nos ayudará a poder reevaluarnos y creer en nuestras capacidades, así como en nuestras debilidades.   

El avance nos ayuda a aprender, a superarnos, a enfrentarnos a nuestros miedos fomentando nuestra confianza, reforzando nuestras capacidades y adquiriendo nuevos conocimientos y habilidades. La experiencia que vamos adquiriendo a lo largo de la vida nos empuja a ir emprendiendo nuevos retos y a querer avanzar hacía el logro de nuestros sueños. La zona de aprendizaje nos da paso a la zona de crecimiento que es donde nos situamos una vez que nos aventuramos a no ser vencidos por los miedos, las inseguridades y la valoración negativa de los demás.
La zona de confort se va ampliando de manera paulatina a lo largo de nuestro trayecto, pero hay objetivos que nos confrontan más o nos conectan con nuestras inseguridades que pueden ser un handicap para lograr lo que deseemos.

Es importante valorarnos de una manera realista en la que podamos poner los pros y los contras con respecto a las decisiones que tomamos. El miedo y las inseguridades son normales cuando queremos afrontar un nuevo desafío porque nos da miedo lo nuevo y los cambios pueden dar vértigo, pero más miedo da quedarse en la zona de confort y perder posibilidades y nuevos conocimientos.  



Cuando queremos cambiar, tomar una decisión importante, pretendemos salir de esta zona de confort y entramos en la zona de miedo. Para poder pasar por ella surgen dudas, miedos que pueden paralizar y que no avancemos. Las excusas, las opiniones de los demás o la falta de confianza en nuestras capacidades son barreras que nos pueden impedir dar el paso hacía nuevas experiencias o nuevos retos. No quedarse paralizado por el miedo nos ayudará a poder reevaluarnos y creer en nuestras capacidades, así como en nuestras debilidades.   



El avance nos ayuda a aprender, a superarnos, a enfrentarnos a nuestros miedos fomentando nuestra confianza, reforzando nuestras capacidades y adquiriendo nuevos conocimientos y habilidades. La experiencia que vamos adquiriendo a lo largo de la vida nos empuja a ir emprendiendo nuevos retos y a querer avanzar hacía el logro de nuestros sueños. La zona de aprendizaje nos da paso a la zona de crecimiento que es donde nos situamos una vez que nos aventuramos a no ser vencidos por los miedos, las inseguridades y la valoración negativa de los demás.

La zona de confort se va ampliando de manera paulatina a lo largo de nuestro trayecto, pero hay objetivos que nos confrontan más o nos conectan con nuestras inseguridades que pueden ser un handicap para lograr lo que deseemos.



Es importante valorarnos de una manera realista en la que podamos poner los pros y los contras con respecto a las decisiones que tomamos. El miedo y las inseguridades son normales cuando queremos afrontar un nuevo desafío porque nos da miedo lo nuevo y los cambios pueden dar vértigo, pero más miedo da quedarse en la zona de confort y perder posibilidades y nuevos conocimientos.  

miércoles, 22 de abril de 2020

Autoestima


La autoestima es la valoración que hace una persona sobre si misma. Este sentimiento es subjetivo, ya que los pensamientos y sentimientos que tiene hacía ella misma son el resultado de diferentes variables que confluyen en todo lo que cree de ella.



Aún siendo una valoración personal, una parte de las creencias propias tienen una base en los mensajes que recibimos del exterior. Desde que nacemos, recibimos constantes valoraciones de los padres o familiares más cercanos. La forma cómo se dirigen y la calidad de estos nos van guiando el camino hacía una determinada autoestima. Es decir, la manera cómo recibimos estos mensajes van forjando la forma como nos vemos y como nos ven los demás. Si se valoran los aspectos positivos y se refuerzan los puntos negativos de una forma constructiva, la autoestima que se vaya desarrollando será buena. El autoconcepto que tendremos será positivo porque nos valoraremos de una manera justa, conociendo nuestros puntos fuertes y reconociendo los débiles. En cambio, si los mensajes recibidos son negativos o sólo valoran nuestros errores, la autoestima que se va desarrollando tendrá una tendencia a ser baja.



La baja autoestima es una realidad muy común en terapia. Generalmente, la autoestima y el autoconcepto es bueno, pero determinadas épocas o por diferentes situaciones, estos dos aspectos se ven tocados y afectados seriamente. Es común que en terapia se aborde este tema cuando se presentan casos de ansiedad y/o depresión así como otros trastornos.



Tendemos a valorar a los demás de una manera más justa y somos objetivos, destacando la parte buena y positiva de los que tenemos cerca. Pero, en cambio, cuando se trata de valorarnos a nosotros mismos, esa visión se distorsiona y nos volvemos más crueles y tiranos con la valoración propia. Menospreciamos nuestros logros o no les damos el valor que tienen, tendemos a ser nuestros peores enemigos en cuanto a juzgarnos, algo que no es muy justo. ¿Por qué nos comportamos así? ¿Por qué los demás siempre son vistos cómo mejores? Cada uno puede tener una respuesta diferente a estas preguntas, pero la tendencia a la comparación es la más común y la que más daño nos hace. Quizás porque lo hemos visto desde pequeños, porque lo han hecho con nosotros o por la razón que sea, nuestra persona siempre sale dañada y perjudicada, mermando nuestra autoestima. Una valoración constante y negativa puede provocar y mantener la depresión, la ansiedad y otros trastornos del ánimo.



Por el contrario, tener una alta autoestima es positivo en cuanto que nos valoramos de una manera óptima y ajustada a nuestra realidad. Aunque también es posible que la valoración, al ser subjetiva, tienda a ser un reflejo distorsionado de la propia realidad y el autoconcepto sea una muestra de una visión demasiado ególatra de uno mismo, destacando por la falta de autocrítica y en una valoración propia distanciada de la realidad.



Trabajar la autoestima es una herramienta fundamental para poder mejorar en diferentes aspectos y es esencial hacer hincapié en ella cuando se trabaja la depresión o la ansiedad, ya que casi siempre este aspecto está seriamente dañado. 

Cuando veamos que nos juzgamos de una manera poco sana o que nos va creando pensamientos negativos, lo primero es intentar parar estos pensamientos y valorar porque nos estamos diciendo ciertos mensajes. Poder conocer que función tienen y porque surgen es importante para poder saber como gestionarlos. Analizarlos y valorar si se ajustan a la realidad. No siempre es una tarea fácil, pero ejercitarlo puede ser una buena manera de comenzar a contrarrestar el poder que en muchas ocasiones ejercen en nosotros. También el hablar con las personas de nuestro alrededor puede ser útil para "vernos" desde fuera y desmontar las creencias que podamos tener de como los demás nos ven. Esta herramienta es muy positiva porque nos ayuda a tener una versión más realista de nosotros mismos a través de la mirada del otro.  

martes, 21 de abril de 2020

Terapia online

En un post anterior, ya hablé de la terapia online. En él destacaba las ventajas de poder realizar esta modalidad de terapia, que ahora mismo es la única manera de poder recibir terapia o continuar con la que se estuviera realizando. 

La situación que estamos viviendo es un momento de incertidumbre y de una realidad nueva, que va a cambiar nuestra manera de ver la vida y de relacionarnos. Aunque es una pandemia global, los sentimientos y pensamientos negativos sobre cómo estamos viviendo todo esto puede estar afectándonos de manera que pensemos que lo que nos está pasando no es normal. Ansiedad, depresión, agresividad, apatía u otros trastornos pueden ser habituales, sobretodo a medida de que se vaya alargando el confinamiento. 

Dada las consecuencias negativas que el coronavirus está teniendo en la economia y ante la creciente demanda y necesidad de atención psicológica, el servicio de terapia online baja de precio. La sesión de una hora que antes tenía el precio de 40 euros, se reduce a 20 euros/sesión. Está rebaja se mantiene indefinida. 

En la modalidad online, la primera entrevista informativa es gratuita y su duración es de 30 minutos. 
Para ponerse en contacto unmundodepsicologia@gmail.com

No lo dudes y contacta. 

martes, 7 de abril de 2020

Duelo por coronavirus

La excepcional situación que estamos viviendo puede estar creando diferentes pensamientos negativos como pueden ser la ansiedad, la incertidumbre ante una situación nueva e inquietante, la depresión u otros trastornos que puedan surgir tras esta pandemia y las circunstancias que la envuelven, como puede ser el confinamiento.

Este post quiere hacer hincapié en una situación que va a trascender a este episodio: la muerte de un familiar, amigo/a o conocido por este virus.

La muerte en si es un episodio de nuestra vida por la que todos vamos a pasar en algún momento. Si bien, dependiendo de diferentes factores, este suceso es un es un hecho traumático para todos, los fallecimientos que se están produciendo por esta pandemia resultan aún más difíciles de realizar o, al menos, de elaborar. Las circunstancias que giran entorno a estas muertes son anómalas y puede que tengan una consecuencia negativa en familiares y amigos de las víctimas. El hecho de no poder velar el cuerpo, no poder acompañar a familiares y amigos, no abrazar ni poder tener ningún acercamiento, muy importante en estos momentos, hacen que la vivencia de este episodio sea mucho más traumática que en circunstancias normales.

Con la excepcionalidad de esta situación, el duelo puede verse afectado por la dificultad de realizar las rutinas propias de un fallecimiento. El proceso se puede complicar o no elaborar de una manera más sana. Es decir, el duelo se puede complicar y generar en las personas afectadas más dolor del que ya de por si supone una muerte. Las medidas como el distanciamiento social y la falta de gestos como los abrazos, los besos pueden acentuar la soledad, la rabia y la tristeza.

Reinventarse con respecto a est nos ayudará a realizar gestos que pueden servirnos para elaborar el duelo más adaptativo y que nos haga sentir más cerca de nuestros sentimientos.

Unos consejos serían estos siguientes, aunque se pueden elaborar otros, según a cada persona le vaya mejor:

- Sería aconsejable hablar de la pérdida con familiares y amigos. El confinamiento no necesariamente tiene que ser un confinamiento también social. Hablar nos ayudará a sentirnos acompañados, tanto en casa como con familiares o amigos que no estén con nosotros.

- Realizar un homenaje a la persona en casa, como si de un funeral se tratara. De esta manera se rinde culto a la persona fallecida de manera que los familiares puedan ir desarrollando el duelo. Después, una vez pasado este episodio de pandemia, realizar un funeral real, donde se puedan reunir todas las personas que querían a la persona desaparecida.

- Crear un rincón, un altar puede ayudar a ir aceptando la pérdida. En él se pueden poner recuerdos, fotos, o símbolos religiosos. Objetos con una carga simbólica que nos hagan sentir más cerca de nuestro ser querido.

- Escribir es una buena herramienta terapèutica. Escribir a nuestro ser querido sobre nuestros sentimientos, sobre cómo nos sentimos con su pérdida, lo que echaremos de menos puede ayudar a comunicar aquellos que nos hubiera gustado en persona. No debe ser una carta de despidida, de hecho eso no ayuda. Puede ser un poema, una carta, una canción o cualquier artística que nos ayude a exteriorizar lo que sentimos.

- Asimismo, también podemos escribir los sentimientos que estamos sintiendo, como puede ser la tristeza, la rabia, la ira, la incomprensión, la incertidumbre o cualquier que sintamos. Con ello sacamos nuestro malestar fuera. Externalizarlo nos ayudará a que no se queda dentro, aunque podemos hacerlo de otras maneras.
- Seguro que hay otras formas de poder realizar algún gesto que nos acerque a nuestro dolor. Cualquier acción que nos aproxime a él nos ayudará a gestionar la situación.

Las circunstancias que envuelven esta situación son tan anómalas que nos hacen enfrentarnos a situaciones que nunca habríamos pensado. El hecho de no poder despedir a un ser querido ni poder estar a su lado en sus últimos momentos nos puede inducir a un sentimiento de culpa que nos haga sentirnos aún peor. Es difícil lidiar con este sentimiento que suele atormentarnos. La situación es la que es y culpabilizarse es inútil y contraproducente para poder sobrellevar el duelo. Hablar o expresarlo por diferentes canales será útil para aligerar este sentimiento y poder desculpabilizarse.

No hay una solución para llevar lo que estamos viviendo, sino más bien tenemos las herramientas que nos pueden ayudar a sobrellevar el duelo y que este no se transforme en un duelo complicado.



lunes, 30 de marzo de 2020

Terapias de grupo


Las terapias de grupo es la intervención psicológica que se realiza con más personas que comporten entre si la misma problemática. En ellas se realiza una sesión psicológica igual a una individual pero siendo esta compartida con más personas. Aunque las sesiones son dirigidas por un/a psicológo/a, el grupo también puede intervenir para ayudar y dar apoyo.
Como en las terapias individuales, en los grupos se trata un tema en concreto, que es compartido por todos sus miembros, pero también se pueden tratar diversas problemáticas, que tengan una relación en si.




La formación de grupos es heterogénea, es decir, no hay un modelo ha seguir que marque unas pautas estrictas, sino que más bien se busca los beneficios que puede aportar el grupo a cada miembro. Aunque se deben priorizar algunas normas, la creación de un grupo puede hacerse según la franja de edad, situación personal y/o psicológica. Mediante unas entrevistas previas a las sesiones grupales, el terapeuta decide que personas son más o menos adecuadas para el grupo, ya que según cada caso y la situación del mismo, tiene que haber una coherencia en los miembros que conformaran el grupo, ya sea para mejorar a nivel individual como a nivel grupal. Todos sus miembros son importantes y aportan su experiencia y situación a los demás.


Hay diferentes enfoques para las terapias de grupos:


-Según el número de miembros:

Las terapias están formadas por varias personas siendo el número variable, aunque es aconsejable que sea un grupo de 6 a 8 personas, siendo este un grupo pequeño. Si incorporamos a más miembros y es más grande, el número de estos es de 10 a 14 personas.


- Abierto o cerrado:

Hablamos de un grupo abierto cuándo los miembros que lo conforman salen y entran de él, es decir, el grupo no está formado por los mismos miembros del principio a su fin. Suelen  ser grupos duraderos y se pueden tratar diversos temas.

Los grupos cerrados están formados por las mismas personas de un principio hasta la disolución del grupo. Hay un compromiso de participación en él, así cómo la confidencialidad.


- Pueden ser de psicoeducación o de una temática en concreto. Hay múltiples grupos donde se trabajan diferentes temáticas y desde diferentes enfoques. Los grupos de psicoeducación están destinados a tratar con familiares de personas que padecen ciertas patologias y que no tienen que estar relacionadas directamente con aspectos psicológicos. Hay grupos de familiares con cáncer, con fibromialgia, u otras dolencias que buscan en estos grupos apoyo y comprensión  para afrontar una difícil situación. En ellos se educa para poder hacer frente a esta situación, así cómo sentirse apoyado/a.
Los que se centran en un proceso en concreto están destinados a promover el cambio o la mejora de sus miembros. El trabajo está dirigido a tratar unas patologías y en el trabajo hacía un cambio psicológico.


Las ventajas de participar en un grupo son muchas. Son las siguientes:


- Aunque en ocasiones puede ser difícil, compartir con otros lo que uno está pasando  ayuda a no sentirte sólo. Sentirse comprendido y arropado es esencial para la mejora y muy importante en el proceso ya que el grupo ofrece una fuente de retroalimentación para todos sus miembros.


- En muchas patologías esta herramienta es muy beneficiosa ya que puede complementar a una terapia individual y aportar beneficios a corto plazo.

- La retroalimentación del grupo es esencial para la cohesión y el mantenimiento del grupo cómo de todos sus miembros. Todos ejercen un papel, que es igual de importante. No hay jerarquías ni por los miembros del grupo ni por parte del profesional. Involucrarse con los demás ayuda a empatizar, ayudar a los demás y ayuda a ver la situación propia con perspectiva, siendo una herramienta muy valiosa.


- A nivel económico el hecho de participar en un grupo puede ayudar a las personas que, por diversos motivos, no puedan costearse una terapia individual. Los costes de las terapias grupales suelen ser más económicos y los beneficios psicológicos son igual de importantes que a nivel individual.


- Aunque también pueden surgir dificultades en las dinámicas grupales, ya sea entre sus miembros o con la terapia en si, el grupo es un lugar donde también se puede tratar estos problemas ayudando a la cohesión del mismo así cómo a extrapolar las diversas problemáticas fuera del grupo.






jueves, 26 de marzo de 2020

Dietas: la vida detrás de una obsesión


A lo largo de nuestra vida y a nuestro alrededor vemos cómo nos ponemos a dieta para perder esos kilos que vamos acumulando o para prepararnos para un acontecimiento especial como puede ser la cercanía del verano, una boda u otro acto donde se prioriza lo estético y la presencia exterior.



Hay quién hace dieta porque se ha sobrepasado en un espacio corto de tiempo, o que, después de una etapa quiere mejorar su alimentación. Pero, en muchas ocasiones, hay personas que siempre están controlando lo que comen. ¿Qué hay detrás de este control?
                                         




No necesariamente el controlar la ingesta de alimentos tiene que esconder un trastorno. Todo lo contrario. Hay que tener un equilibrio en nuestra dieta para evita así ciertas patologías vinculadas directamente a nuestro consumo, pero el control excesivo si que puede ocultar una patología relacionada con un trastorno psicológico.



Hay quien vive en una dieta eterna, donde las restricciones y la excesiva rigidez en aquello que ingiere sobrepasan la obsesión. No hay permiso para darse un capricho ni una concesión al estricto régimen porque ello es percibido cómo una debilidad y tal hecho se debe evitar, ya que ello puede desencadenar en una vorágine que no va a poder controlar.

Hay miedo a perder el control y no tanto por los quilos. Es más bien el miedo a la pérdida de capacidad sobre la voluntad propia y cómo todo ello va a repercutir en otros aspectos.



Las pacientes (en femenino, porque son en su mayoría chicas y mujeres) fijan su obsesión en este aspecto de su vida porque es la única área donde pueden ejercer ese poder y donde pueden manejar un control exhaustivo y rígido. Las situaciones cuotidianas y del día a día donde las circunstancias generalmente no siempre podemos gestionar ni manejar bajo nuestro control, pueden generar ansiedad y inquietud. Esa intranquilidad puede ser no bien gestionada porque, es posible, que no dispongamos de las herramientas que nos ayuden a lidiar con estas situaciones. El hecho de trasladar el control sobre la propia alimentación hace que se cree una falsa sensación de seguridad, aunque realmente no existe tal seguridad propia y el hecho de ejercerla en otra área calma el malestar que puede crearse en otros aspectos donde no podemos o no sabemos controlar.



Cuándo la situación se prolonga en el tiempo, la sensación de control se instala de tal manera que sigue ejerciendo un poder difícil de eliminar, pero que realmente no es así. Tal control oculta unas carencias que hay que derribar y son asumibles en todos los casos.

El primer paso a seguir es la identificación. Generalmente no es un secreto llegar a identificar que son las carencias que tenemos y que actúan en cada momento, es decir, que es la inquietud real que nos está provocando malestar y que enmascaramos ejerciendo el control en otra área.



Para derribar la rigidez y la autoexigencia, hay herramientas psicológicas y aplicadas que ejercen un poder, casi mágico, sobre las creencias y los actos que están perpetuando la situación y que ayudan a desestabilizar la situación.

El problema deja de ser el centro de la vida de la persona, evocando y centrando la atención en otra área y quitándole la importancia que anteriormente se le ha dado. El foco de atención se centra en otros aspectos y el poder que, en un principio era para la estricta alimentación, se difunde en otros aspectos también relevantes para la paciente y que hasta el momento estaban alejados de su foco de atención.

El objetivo principal es desbloquear a la persona que viene estancada y centrada en un área y ayudarla a encontrar solución a una situación por la que carece de herramientas.


miércoles, 18 de marzo de 2020

La salud mental en tiempos del coronavirus


La pandemia que estamos viviendo esta poniendo a prueba a todo el mundo, a todos los niveles, tanto a nivel social, económico y, sobretodo, al sistema sanitario. El virus se ha extendido de una manera muy eficaz por todo el mundo y está poniendo a prueba a todos los sistemas de salud y a todos los ciudadanos. La defunciones por la pandemia va creciendo sin saber muy bien todo esto cuando va a acabar y de que manera, de cuales van a ser las consecuencias que el paso de este virus va a repercutir en todas las sociedades.



Sin olvidar la parte biológica, la salud mental es quizás una parte muy importante ya que su papel es muy relevante para poder vivir este episodio mundial de una manera más llevadera y sin salir muy perjudicado.



En primer lugar hay que tener en cuenta la incertidumbre. En términos generales, esta sensación es desagradable porque nos hace estar hiperatentos y tensos ante lo que nos viene. El desconocimiento y sus consecuencias nos crea malestar. Un malestar que no sabemos gestionar, sobretodo cuando nos exponemos a una situación en la que anteriormente no hemos tenido experiencia. En esta ocasión hay una incertidumbre global, ya que antes no nos habíamos expuesto a una situación como esta. El hecho que sea algo global puede tener dos vías: que nos sintamos más tranquilos, ya que al ser extensible a todos, la sensación de no ser único que se va ha enfrentar a ello puede proporcionar una sensación de confort. El hecho de poder compartirlo con los demás nos calma y nos ayuda a sentirnos en comunidad, aunque sea en la incertidumbre. Contrariamente, el malestar que podamos sentir sea aún mayor con la cantidad de información de tenemos todos los días y, que no es especialmente tranquilizadora. La sobreinformación puede ser un causante directo de incertidumbre, ya sea porque la mismas fuentes no son muy fiables y por los cambios constantes de datos, cifras y diferentes situaciones que se van dando.



A nivel global, se está apostando por la cuarentena. En principio será de dos semanas, pero ya nos van informando de que puede que sea de más días. El confinamiento es una medida para poder parar el número de contagios, pero a nivel mental puede ser una fuente de problemas.

Ideas para no caer en vicios, en ciclos de apatía, depresión, ansiedad o aburrimiento.



-       Levantarse por la mañana siempre a una misma hora. El hecho de seguir unos horarios nos ayuda a mantener las rutinas diarias y a no variar los hábitos que seguimos en circunstancias normales.

-       Cambiarse de ropa. Mejor no estar todo el día en pijama. Ponerse otra ropa, que sea cómoda, ayuda a despojarse de la idea de estar de fiesta. Ayuda a verse mejor y, por tanto, más activo.

-       Mantener unos horarios y unas rutinas. Tanto si se trabaja en casa como si no, es conveniente seguir unos horarios, de igual manera cómo si se fuera a trabajar. Ayuda a tener el control del tiempo, la organización y que el tiempo sea provechoso tanto laboralmente como de ocio.

-        Aprovechar para esas tareas pendientes. Ya sean obligaciones caseras como actividades de ocio, como leer ese libro pendiente o esa lista de películas que por las que nunca hay tiempo, es aconsejable distribuir el tiempo para que podamos disfrutar de espacios de ocio que nos ayuden a mitigar el tedio que puede causar el confinamiento.

-       Se aconseja realizar ejercicio físico. Si no lo practicamos en situaciones normales, raramente será posible que empecemos en casa, donde, por lo general, el espacio es más limitado. Caminar por casa, estirar el cuerpo son actividades que no conllevan mucho esfuerzo físico y pueden ayudar para no caer en una monotonía física y mental.
 -  La alimentación también es un elemento importante. No caer en vicios. Mantener los horarios, e intentar no picar entre horas. El hecho de no realizar actividad física normal hace que no gastemos tantas calorías, por ello el hecho de picar alimentos, generalmente, muy calóricos, nos va a ayudar a aumentar de peso y haciendo que nos sintamos peor.  



Habrá muchas más posibilidades para realizar en casa pero lo más esencial es mantener una rutina. Mantener un orden del tiempo, ayuda a mantener un orden mental.  

jueves, 12 de marzo de 2020

miércoles, 11 de marzo de 2020

Autoestima: cosas que decimos y que no

En la consulta aparecen los pacientes con un problema principal, un malestar que está dificultando su vida y que quieren mejorar para sentirse mejor. A veces es la ansiedad, otras la depresión, la tristeza, la pérdida,.... Hay multitud de maneras en las que el malestar se presenta y nos incomoda hasta que damos el paso para ponernos de cara hacía él y combatirlo. En general, no tenemos las herramientas adecuadas para hacerlo o no disponemos del valor para hacerlo y, por ello, pedimos ayuda. Alguien que nos ayude, que nos guie y que nos apoye en un momento doloroso, pero que es necesario para seguir adelante. Hay que cruzar el puente para seguir el camino.

En las primeras entrevistas, además del tema principal, van surgiendo otras situaciones de la persona que también le crean malestar y que saturan las defensas psicológicas de la persona. El trabajo del terapeuta es desentrañar todo ese malestar que es explicado como un novillo de lana enredado, para ir desenmarañando el caos en la mente del paciente.

Cuando aparece un malestar, no sólo está presente ese, sino que también viene acompañado de otros que se esconden bajo el amparo de uno mayor, protagonista. Bajo el paraguas del síntoma principal aparecen una multitud de pequeñas compañías que nos describen con mayor claridad que es lo que está sucediendo y cómo lo está viviendo el paciente.

Si vamos a los antecedentes de cada caso, se puede diferenciar un denominador común. Aunque no es una generalidad, ni pretende serlo, la autoestima está dañada. El valor personal está contaminado, tiene heridas que están abiertas y estan infectando al resto.

La autoestima es un valor psicológico importante y es un eje principal para el desarrollo de otras habilidades, ya que es el motor que nos ayuda en múltiples tareas de nuestro día a día. Aunque no la valoramos cómo debería, hay que cuidarla, protegerla y cultivarla. Durante las sesiones surge la idea que la autoestima está dañada porque el lenguaje de la persona así lo refleja. El discurso, los conceptos sobre sí mismo que transmite o las expresiones utilizadas, nos dan pistas de cuanto está dañada esta parte y es una herramienta esencial el recuperarla para poder seguir con la terapia. La base debe ser segura, sinó el resto del trabajo terapéutico será inútil o poco gratificante para el paciente.

Cómo expreso en el título del artículo, la formación de la autoestima se realiza en la infancia y se va desarrollando durante toda la vida. Si bien la primera etapa de la vida es muy determinante para su formación y consolidación, los demás períodos son fundamentales para ver los resultados de que bien consolidada está o si es más bien frágil. Es importante destacar esto, porque la buena base de la autoestima, o por el contrario, la creación de una baja autoestima, son importantes en el futuro de la persona y determinará sus relaciones tanto personales como laborales y consigo misma.

El papel de los padres o de figuras importantes en la vida de los niños es determinante para la base de la autoestima. Los mensajes que transmitimos son muy relevantes y se puede comprobar cómo estos han determinado la trayecto de una persona. La valoración positiva o negativa en edades tempranas crea un precedente para su formación como persona y determinará cómo el niño o niña se situe en el mundo.

Valorar que decimos y cómo lo decimos es muy importante. El apoyo, la comprensión, la escucha activa son factores que activan una buena autoestima. La compañía, el ánimo hacía nuevas experiencias, la comprensión son valores que ensalzan.
Por el contrario, las expresiones que menosprecian, que invalidan, que coaccionan ayudan a creer que no se tiene la validez para desarrollarse, ya que no se tiene valor para ello, condenando a la persona a creer que no es lo suficientemente válida o no tiene potencial para desenvolverse cómo quisiera.

Por todo ello, analizar que mensajes hemos recibido, que tipo de validez nos han aportado es esencial para conocer cómo hemos creado nuestra autoestima. Esencial conocer las bases para reparar el daño y crearla a nuestra manera de una forma más sana y beneficiosa para nuestra salud mental.

martes, 3 de marzo de 2020

Adicciones: la motivación como motor

La adicción es una enfermedad. Socialmente hay que tratarlo asi, ya que hay una concepción un tanto despreciativa con respecto a las enfermedades adictivas.
Este matiz hace falta aclararlo, ya que hay una creencia extendida que si no se quiere padecer una, hay que limitarse a no probar nada que la pueda desencadenar. Si bien es un argumento muy simplista, es un comentario que menosprecia la enfermedad y todo aquello que supone a la persona que la padece como a todo su entorno. La vulnerabilidad por la que hay personas que "caen" o no en una adicción tiene una base biológica que explica porque hay personas más vulnerables  y porque otras no. Asimismo hay otras variantes psicológicas y ambientales que pueden ser un reforzador o un protector ante una adicción futura. 

En nuestro día a día vemos como hay un número mayor de personas que padecen una adicción. Seguro que conocemos a alguien que le resulta difícil de dejar aquello que, aunque sabe que le hace daño, lo sigue consumiendo sin que pueda controlarlo.

Cuando hablamos de adicciones tendemos a pensar en las sustancias, pero cada vez hay más adicciones que no estan relacionadas con un sustancia en si, sino que se vincula más a actividades que también producen un daño tanto psicológico, personal, laboral y físico.

La ludopatia, la adicción al mòbil, a los videojuegos son un ejemplo de adicciones que no tienen una vinculación directa con una sustancia pero que tienen una repercusión igual de dañina que cualquier sustancia.

Por adicción entendemos la dependencia de una persona hacía una actividad o sustancia que le produce placer. Este es momentáneo y cada vez se depende del  aumento del consumo para alcanzar el mismo placer que se obtenía al principio. Se va creando una dependencia física y psicológica que dificulta cada vez más el poder dejarlo ya que el síndrome de abstinencia es más fuerte.

El factor que es el más fuerte ante la posibilidad de dejar una adicción es la motivación. Esta tiene que venir de la persona afectada. Da igual que las personas de alrededor sean insistentes, la principal voz que importa es la de uno mismo, ya que es la persona que se va ha enfrentar a esa decisión, siempre y cuando vea que tiene un problema. Si no se produce ese diálogo interno, no surgirá la decisión hacía una rehabilitación.

La motivación es un eje muy importante ya no sólo en el principio, sinó que tiene que seguir vigente durante todo el proceso para progresar. Durante todo proceso de rehabilitación, cómo en otros procesos, hay recaídas. Cuando se producen es importante tener presente las motivaciones que  iniciaron el proceso, así como todo aquello que nos anima para proseguir y no dejarse vencer por el bajón que supone la recaída.

La motivación, aparte de ser una herramienta muy importante y casi que decisiva para una rehabilitación con éxito, esta también tiene que estar presente en el entorno más cercano de la persona. La confianza, el apoyo, el confort o el refugio donde acudir son importantes y elementos motivadores que conforman un entramado que configura un buen pronóstico de recuperación del tratamiento. Aportan un soporte alternativo al de la persona que, en ese momento, carece por las consecuencias de la adicción. Por todo ello, en muchas ocasiones es muy difícil salir de una adicción ya que no es simplemente dejarlo y ya está. Existen muchos factores que explican el éxito o fracaso de una rehabilitación.