miércoles, 11 de marzo de 2020

Autoestima: cosas que decimos y que no

En la consulta aparecen los pacientes con un problema principal, un malestar que está dificultando su vida y que quieren mejorar para sentirse mejor. A veces es la ansiedad, otras la depresión, la tristeza, la pérdida,.... Hay multitud de maneras en las que el malestar se presenta y nos incomoda hasta que damos el paso para ponernos de cara hacía él y combatirlo. En general, no tenemos las herramientas adecuadas para hacerlo o no disponemos del valor para hacerlo y, por ello, pedimos ayuda. Alguien que nos ayude, que nos guie y que nos apoye en un momento doloroso, pero que es necesario para seguir adelante. Hay que cruzar el puente para seguir el camino.

En las primeras entrevistas, además del tema principal, van surgiendo otras situaciones de la persona que también le crean malestar y que saturan las defensas psicológicas de la persona. El trabajo del terapeuta es desentrañar todo ese malestar que es explicado como un novillo de lana enredado, para ir desenmarañando el caos en la mente del paciente.

Cuando aparece un malestar, no sólo está presente ese, sino que también viene acompañado de otros que se esconden bajo el amparo de uno mayor, protagonista. Bajo el paraguas del síntoma principal aparecen una multitud de pequeñas compañías que nos describen con mayor claridad que es lo que está sucediendo y cómo lo está viviendo el paciente.

Si vamos a los antecedentes de cada caso, se puede diferenciar un denominador común. Aunque no es una generalidad, ni pretende serlo, la autoestima está dañada. El valor personal está contaminado, tiene heridas que están abiertas y estan infectando al resto.

La autoestima es un valor psicológico importante y es un eje principal para el desarrollo de otras habilidades, ya que es el motor que nos ayuda en múltiples tareas de nuestro día a día. Aunque no la valoramos cómo debería, hay que cuidarla, protegerla y cultivarla. Durante las sesiones surge la idea que la autoestima está dañada porque el lenguaje de la persona así lo refleja. El discurso, los conceptos sobre sí mismo que transmite o las expresiones utilizadas, nos dan pistas de cuanto está dañada esta parte y es una herramienta esencial el recuperarla para poder seguir con la terapia. La base debe ser segura, sinó el resto del trabajo terapéutico será inútil o poco gratificante para el paciente.

Cómo expreso en el título del artículo, la formación de la autoestima se realiza en la infancia y se va desarrollando durante toda la vida. Si bien la primera etapa de la vida es muy determinante para su formación y consolidación, los demás períodos son fundamentales para ver los resultados de que bien consolidada está o si es más bien frágil. Es importante destacar esto, porque la buena base de la autoestima, o por el contrario, la creación de una baja autoestima, son importantes en el futuro de la persona y determinará sus relaciones tanto personales como laborales y consigo misma.

El papel de los padres o de figuras importantes en la vida de los niños es determinante para la base de la autoestima. Los mensajes que transmitimos son muy relevantes y se puede comprobar cómo estos han determinado la trayecto de una persona. La valoración positiva o negativa en edades tempranas crea un precedente para su formación como persona y determinará cómo el niño o niña se situe en el mundo.

Valorar que decimos y cómo lo decimos es muy importante. El apoyo, la comprensión, la escucha activa son factores que activan una buena autoestima. La compañía, el ánimo hacía nuevas experiencias, la comprensión son valores que ensalzan.
Por el contrario, las expresiones que menosprecian, que invalidan, que coaccionan ayudan a creer que no se tiene la validez para desarrollarse, ya que no se tiene valor para ello, condenando a la persona a creer que no es lo suficientemente válida o no tiene potencial para desenvolverse cómo quisiera.

Por todo ello, analizar que mensajes hemos recibido, que tipo de validez nos han aportado es esencial para conocer cómo hemos creado nuestra autoestima. Esencial conocer las bases para reparar el daño y crearla a nuestra manera de una forma más sana y beneficiosa para nuestra salud mental.

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